¿Fue siempre así? Sí y no. Mi madre fue la encargada de inculcarnos ese amor, con ella fuimos cada semana todos los miembros de mi familia a la iglesia en Brasil pero la verdad fue aquí, en Alemania, donde esa relación con Dios adquirió en mi vida la importancia que hoy tiene.
¿Por qué en Alemania? Cuando llegamos aquí por primera vez el choque fue duro, nuestra vida se llenó de dificultades y problemas que son normales para quienes vienen de afuera: el frío, el idioma, la soledad. Yo estaba muy triste, no deprimido pero tampoco lejos de estarlo, nuestra adaptación resultó ser más difícil de lo que esperábamos; mucha gente en la situación en la que en aquel entonces nos encontrábamos mi esposa y yo se refugia en el alcohol o las drogas. Yo tuve la fortuna y el buen juicio de acordarme de mi madre, de lo que me había enseñado, y lo que hicimos fue acercarnos a la iglesia más cercana a nuestra casa, allí nos presentamos y desde entonces es nuestra vida mucho más bella, agradable, con mucho más sentido. Esa decisión sanó nuestra tristeza.
¿En la iglesia lo recibieron con los brazos abiertos? Sí, aunque muchos miembros estaban sorprendidos, un poco recelosos también porque yo era ya un futbolista conocido, que a su juicio lo tenía todo para ser feliz, alguien que no necesita urgentemente el apoyo de la fe.
¿Cómo logro convencerlos de lo contrario? Citando el Evangelio según San Mateo, Capítulo 16, versículo 26: “¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo y perder su alma? ¿Qué recompensa tendrá el hombre por su alma?”.
¿Existen otros futbolistas que han tenido que afrontar algo similar? No sólo futbolistas, hay mucha gente que se encuentra en situaciones parecidas. Yo he hablado al respecto con Sebastián Deisler, Roque Santa Cruz y Paolo Guerrero, todos ellos estuvieron conmigo en la iglesia para darse una mejor idea de lo que ella significa.
En el Bayern Munich hay jugadores de diversas creencias, ¿se discute al interior del club el tema de la religión? No, nuestra fe no es tema de discusión en el camerino o en los entrenamientos. Cada uno de nosotros profesa un gran respeto por el otro, la religión hace parte de nuestra intimidad, nadie está en el equipo para evangelizar a los compañeros a pesar de que para algunos de nosotros tampoco es un secreto que creencia tenemos.
¿El fútbol y la fe son dos temas absolutamente separados? Si, aunque yo a veces firmo mis autógrafos con mi nombre y abajo añado “mi fuerza es Jesús”.